lunes, 10 de diciembre de 2007

EL GALLO INVENCIBLE.


Un rey aficionado a las apuestas de riña en gallos deseaba poseer un poderoso gallo de pelea que fuera invencible, para lo cual hizo buscar al mejor adiestrador de gallos de todo el imperio.

En un lejano monasterio descubrieron a un maestro budista experto en el tema. Una vez frente al maestro, el rey le pidió que adiestrara al más aguerrido de sus gallos, hasta convertirlo en invencible.

El maestro comenzó a adiestrar al gallo que le fué entregado, enseñándole las más avanzadas técnicas de combate.

Al cabo de diez días preguntó el rey:


-¿Podemos organizar una pelea para ese gallo?

El maestro contestó:

-No!, No!, No! Es fuerte, pero su fuerza está vacía.

Ante cualquier amenaza se exita de inmediato, pero su energía es efímera, volátil y superficial.


Diez días después el rey volvió a preguntar:

-¿Podemos organizar un torneo para verlo pelear?

-¡No! ¡No! ¡No! todavía no. Sigue mostrándose pasional y siempre dispuesto a pelear sin un motivo real. Cuando oye el canto de otro gallo, incluso el de una aldea cercana, monta en cólera.


Transcurridos otros diez días de adiestramiento, el rey preguntó otra vez más:

-¿Es posible ahora?

Y contestó el maestro:

-Ahora ya no se apaciona por estímulos externos.

Si oye y vé a otro gallo, permanece sereno. Su actitud es la exacta, por lo tanto su vitalidad es poderosa. Ya no monta en cólera. Su energía y su fuerza ya no se desperdician al manifestarse en la superficie.

´-Entonces, ¿ Está preparado para una pelea?

Y el maestro contestó: Si , ahora ya está listo.


Se organizó un gran torneo y trajeron a los más afamados gallos de pelea de todo el imperio.

Una vez en el ruedo los gallos de pelea no podían ni acercarse a aquel gallo.

Perdían su espíritu de lucha ante su penetrante mirada y su imponente postura, la actitud que irradiaba contenía una energía tan profunda que ningún gallo pudo hacerle frente.

El gallo de pelea se había convertido en un gallo invencible, porque precisamente había superado la etapa estéril del deseo de competir y las técnicas de lucha externa.

HABÍA APRENDIDO A CONTROLAR TODA SU ENERGÍA Y SUS SENTIDOS HASTA CONVERTIRSE EN DUEÑO DE SUS EMOCIONES, lo cual le permitía poseer interiormente una tremenda energía que no se desperdiciaba en pequeñeces.

El poder era algo ya propio, y los otros no podían sino inclinarse ante su absoluta confianza y su verdadera fuerza oculta.

El que realmente sabe pelear casi no pelea.


(AUTOR DESCONOCIDO)
Foto: M. Mendez.

2 comentarios:

Una dijo...

Estupenda opción: no perder energías ni tiempo en peleas inútiles.
Estás muy guapa en esa foto.Saludos

Graciela dijo...

Gracias, camino incierto, tu visita y tu comentario (más este halago jajja) son bienvenidos siempre!! Es todo un aprendizaje en la vida decernir sobre lo prioritario y lo inútil, detalles que hacen a la "calidad" de vida y de "vinculos". Un abrazote!