Arreando Recuerdos.

El fin de semana llegó a mis manos un pequeño libro, con él su historia .. unos versos compuestos por un tío de mi yerno que eligió como seudónimo "Pirincho" (que es el nombre de un pajarito de los campos de la provincia de Entre Ríos de plumaje color gris).

Pirincho fué hombre de campo durante toda su vida, en Entre Ríos formó su familia y la vida le dió 3 hijos...

Hoy viudo no hace mucho, con alrededor de casi 80 "jovenes" años, rodeado del cariño de hijos y nietos se mudó a la provincia de Buenos Aires, en Villa Ballester y se abocó a la escritura de poemas de tipo gauchesco donde narra a través de los versos sus vivencias pasadas, sobre la vida campera y sus costumbres , decidió editarlos y regalar a sus familiares ejemplares de su modesto pero "sentido" trabajo cuyo titulo es "ARREANDO RECUERDOS". Uno de esos ejemplares está hoy en mis manos y quiero transcribirles algunos de ellos..

Va entonces mi sencillo homenaje de hoy para "Pinrincho" que está pasando unos días entre nosotros...

Prefacio del Autor:

Fuí componiendo estos versos

Haciendo noche en la huella,

con vastos de cabecera,

contemplando las estrellas..

Me gusta andar los caminos

nunca tuve un lugar fijo

Ya no interesa mi nombre...

Para todos soy "Pirincho"

MIRANDO PASAR LA VIDA..

Yo soy hijo de la tierra

vengo desde muy abajo,

lo poquito que ahora tengo

lo fuí haciendo con trabajo.

Como hijo e chacarero

yo comencé boyereando.

Por imitar a mi viejo,

me senté sobre un arado

tirado por seis baguales,

de pelajes muy variados.

Rastrié con los cinco cuerpos

manejando de a caballo

iba rompiendo cascotes

al tiempo que emparejando..

para sembrar ilusiones

que tenían formas de granos,

convertidos en esperanzas

color oro al cosecharlos.

Cuando todavía era un chico

quiso probarme el Señor

Porque yo tenía una hermana

El al cielo se la llevó.

Tal vez por mis pocos años

no entendí tanto dolor.

Mi padre ocultó su pena,

para infundirnos valor,

mi madre lloró hacia adentro

ese profundo dolor,

y en el jardín de mi casa

se había secado una flor.

Cuando cumplí los veinte años

la patria me pegó el grito,

para que fuese a servirla

convertido en un conscripto.

Trás varios días de dudas,

nos subieron en un tren,

después me pasé ocho meses

en el Valle de Neuquén.

Después de los veintipico

la vida me sonrió;

conocí a una compañera

que el camino me alumbró,

y atraído por sus ojos

me arrimé a su corazón.

Y asi armamos nuestro nido

sobre cimientos de amor.

De aquel hogar que formamos,

nacieron tres herederos

que ahora se multiplicaron

con la alegría de los nietos;

y así mirando la vida,

con este amor compartido

podemos decir sonriendo:

¡Que lindo es haber vivido!

¡Que hermoso es seguir viviendo!

NOCHE CAMPERA

La tarde apagó sus luces,

tendió su manto la noche

y la oscuridad se viene

en silencioso galope.

En ancas vienen estrellas,

que aparecen de la nada,

para ponerle un marco

a la gran luna plateada.

Y tras las primeras sombras,

ya se hace noche cerrada

y entonces se oye el silencio..

porque ya no se oye nada,

el silencio de la huella

porque ya no es transitada,

el silencio de las aves,

en el monte refugiadas

y el silencio de la hacienda,

dedicada a la rumiada.

Ya pasando media noche

entrando en la madrugada,

interrumpen el silencio

los teros, en la lomada,

denunciándolo al zorrino,

en su vida trasnochada,
que para buscar sustento

ya empezó con las osadas

y una liebre al galopito

va cruzando la cañada.

El cielo tiende a aclarar,

los gallos cantan seguido,

se va despertando el monte

con un concierto de trinos,

mientras un ternero en el tambo

está ensayando un balido

alertándolo al tambero

por si se ha quedao dormido.

Pasa planeando un carancho,

haciéndose el distraido

mirando si hay pollos chicos

y poderles hacer un tiro.

Y se oye una clarinada,

del ganso de algún vecino..

como diciendo contento

Que un nuevo día ha nacido.