Una arropa a este niño, lo abraza, pone los labios sobre su frente para ver si tiene fiebre, llama al médico. . . "le duele la barriga, tiene tos, . . "
Se te anudan las tripas porque a este niño amado le duele la cabeza.
Ha faltado a la escuela.
Le silba un poco el pecho. . .
Una abraza a este niño y ruega a Dios que todos sus dolores se pasen a tu cuerpo.
Por el cielo de afuera pasa una nube blanca que parece una oveja.
Por el cielo de adentro ángeles invisibles se hamacan en el aire con olor a manzanas y amasan , como si fuera plastilina, las notas de la música que baila por la casa.
Allá no hay cielo.
Allá. Donde los chicos esperan el rayo de metal que los parta en pedazos.
Allá, donde les enseñan a usar una escafandra que los disfraza de monstruos. Y a aplicarse inyecciones entre ellos. . . Y ya no lloran de hambre, ni de frío, ni de dolor. . . sino de miedo.
Los niños tienen miedo.
Los han amenazado. . . señores con trajes impecables y corbatas bonitas. Señores que no parecen seres de otros planetas. Tienen dos ojos inexpresivos. Tienen la boca que pronuncia con desdén las palabras. Tienen apuro por comenzar la guerra porque estas armas de hoy están ocupando el lugar que ya está destinado para las armas nuevas, que fabrican con prisa.
Esos señores no tienen emociones. Para hacerlos, han clonado a las piedras. Cuando miran a un niño, no lo ven. Ven un bulto de andrajos, unas moscas molestas, unas llagas que nunca cicatrizan, y oyen ese quejido monocorde que se parece al llanto, a un llanto sordo, áspero, inaguantable. . . Deberán encontrar a un flautista que los guíe hacia el borde del precipicio
Se te anudan las tripas porque a este niño amado le duele la cabeza.
Ha faltado a la escuela.
Le silba un poco el pecho. . .
Una abraza a este niño y ruega a Dios que todos sus dolores se pasen a tu cuerpo.
Por el cielo de afuera pasa una nube blanca que parece una oveja.
Por el cielo de adentro ángeles invisibles se hamacan en el aire con olor a manzanas y amasan , como si fuera plastilina, las notas de la música que baila por la casa.
Allá no hay cielo.
Allá. Donde los chicos esperan el rayo de metal que los parta en pedazos.
Allá, donde les enseñan a usar una escafandra que los disfraza de monstruos. Y a aplicarse inyecciones entre ellos. . . Y ya no lloran de hambre, ni de frío, ni de dolor. . . sino de miedo.
Los niños tienen miedo.
Los han amenazado. . . señores con trajes impecables y corbatas bonitas. Señores que no parecen seres de otros planetas. Tienen dos ojos inexpresivos. Tienen la boca que pronuncia con desdén las palabras. Tienen apuro por comenzar la guerra porque estas armas de hoy están ocupando el lugar que ya está destinado para las armas nuevas, que fabrican con prisa.
Esos señores no tienen emociones. Para hacerlos, han clonado a las piedras. Cuando miran a un niño, no lo ven. Ven un bulto de andrajos, unas moscas molestas, unas llagas que nunca cicatrizan, y oyen ese quejido monocorde que se parece al llanto, a un llanto sordo, áspero, inaguantable. . . Deberán encontrar a un flautista que los guíe hacia el borde del precipicio
y termine con ellos como lo hizo con aquellas ratas. . .
Los niños tienen miedo . Se toman de las manos. Se apretujan. No quieren inyecciones ni escafandras. Máscaras parecidas al diablo. Huesitos que la piel apenas tapa. Y miedo, mucho miedo.
No miedo de las fieras de afilados colmillos,
Los niños tienen miedo . Se toman de las manos. Se apretujan. No quieren inyecciones ni escafandras. Máscaras parecidas al diablo. Huesitos que la piel apenas tapa. Y miedo, mucho miedo.
No miedo de las fieras de afilados colmillos,
ni del diluvio, ni del terremoto. . .
Los niños tienen miedo de la camisa bien planchada,
Los niños tienen miedo de la camisa bien planchada,
de los gemelos de oro, de la sonrisa de dientes perfectos
con la que estos señores leen los titulares de los diarios y los discursos en los que la palabra libertad está marcada con resaltador amarillo. . .
Y también tienen miedo de salir en las fotos que darán la vuelta al mundo mostrando su desesperación o sus tripas
desparramadas por el suelo. . .
porque han oído, alguna vez, y no lo han olvidado. . .
que las fotos te roban el alma. . .
Autor:Poldy Bird
Foto:www.espacioblog.com/.../bebe-arbol-hablando.jpg
7 comentarios:
Los niños siempre son hermosos.
Hay que hacer lo posible porque su infancia también lo sea.
Saludos y bendiciones querida Graciela.
Un abrazo, nos leemos pronto.
PASO Y TE DEJO ESTO
BESOS CALIDOS
YERMAN/RAYITO
HOY EN RAYITO : que tienes que causas en mi una
sensación extraña e inexplicable al solo
mirar tu presencia que me hace perder
en tu enigma de amor que me hace
temblar mis emociones del alma.........
Muy duro el post, Graciela. Cuántos niños habrá en esas circunstancias, sufriendo y muriendo por las guerras... Es muy triste, pero precioso y necesaria su denuncia. Un abrazo
Post muy interesante que hace reflexionar...
y la foto preciosa, que dulce que eres!!!!
Un calido abrazo todo para ti y que pases una buena semana!!!
Besos da Fabi
Y no hay otra vida que les compense tanto dolor.
marilyn gracias por tus palabras, un abrazo mi querida Amiga!
Yerman mi intenso Amigo, gracias por tu pasadita por aqui, un beso para vos!
Ligia, tal cual lo dices niños sufriendo inocentemente en todo el planeta,utilizados, maltratados por mentes enfermas de codicia y poder, para que???tanta impotencia me genera..
te abrazo muy fuerte querida! hasta prontito!
Fabi, mi romanita!! gracias por tu calidez y tus palabras, un abrazo italiano-argentino? dale!jaja
Tere, tu bien sabes de lo que hablas querida, te aprecio y te quiero mucho..te abrazo con todo el cariño que me inspiras (mucho!!)
Un texto sobrecogedor y, por desgracia, muy actual (aunque creo que siempre lo ha sido).
Un abrazo.
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